“El mecanismo más estudiado se basa en el efecto vasoconstrictor que produce la nicotina sobre los vasos sanguíneos del útero y de la placenta, mediado por la liberación de potentes sustancias como las catecolaminas y el óxido nítrico. Ese mecanismo reduce la llegada de oxígeno y de nutrientes a los tejidos del feto, además de limitar los movimientos respiratorios y aumentar la frecuencia cardíaca”, señala el médico neumonólogo Reynaldo Smith del Servicio de Cuidados Intensivos y de Medicina Respiratoria del Hospital Británico de Buenos Aires.
Para Smith, “el tabaquismo en la embarazada debe ser tratado como una enfermedad crónica”. De acuerdo con el especialista, requiere un abordaje específico con técnicas dirigidas al aumento de la motivación y al desarrollo de habilidades para realizar el cambio de conducta, entre otras estrategias.
Artículo principal: Embarazo y madres fumadorasfuente: agencia CyTA
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