Embarazo y madres fumadoras


Históricamente, en los países en desarrollo, las mujeres fumaban menos que los hombres, pero esa diferencia pareciera ir reduciéndose.
Sobre esta realidad, el doctor Fernado Althabe, miembro del consejo directivo del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) de Buenos Aires, opina: “Las causas son múltiples. Entre los principales factores están las campañas publicitarias de las tabacaleras dirigidas específicamente a las mujeres y el incremento de la participación femenina en el mercado laboral y por lo tanto, en el mercado de consumo”.
De acuerdo con encuestas realizadas entre 2001 y 2004 y reportadas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Argentina y Uruguay son dos de los países con mayor proporción de mujeres fumadoras, con un rango que va de 26 a 33 por ciento en distintas edades y subgrupos. “Hasta la fecha, se desconoce cuál es la proporción exacta de las que fuman durante el embarazo en la Argentina”, afirma Althabe.
Para tener una idea aproximada, entre enero y mayo de 2005, se realizó una encuesta a 1512 mujeres embarazadas mayores de 18 años (796 en Argentina y 716 en Uruguay), que concurrían a control prenatal en hospitales públicos de grandes conglomerados urbanos: el 44 por ciento de las mujeres en Argentina y el 53 por ciento en Uruguay habían sido o eran fumadoras.
El estudio, publicado en la revista científica argentina Medicina de marzo de 2008, estuvo a cargo de investigadores del IECS de Buenos Aires, Argentina, la Unidad de Investigación Clínica y Epidemiológica Montevideo (UNICEM) de Montevideo, Uruguay; y de la Escuela de Salud Pública y Medicina Tropical, Universidad de Tulane, Louisiana, Estados Unidos.
Según la investigación, el 11 por ciento de las mujeres consultadas en Argentina y el 18 por ciento en Uruguay continuaron fumando durante el embarazo.
El doctor Fernado Althabe, autor principal del estudio, señala: “La proporción de 11 por ciento en nuestro país no pareciera muy importante, pero sin duda, es un grupo de mujeres que debiera ser blanco de intervenciones que las ayuden a controlar el hábito. El daño potencial a su salud y la del bebe es importante”.
Los riesgos de fumar sobre la salud perinatal están bien establecidos, aseguran los responsables del estudio: “Incluyen bajo peso al nacer, parto pretérmino y muerte súbita en la infancia. En cuanto a la salud materna, aumentan las probabilidades de desarrollar cáncer en pulmón y en otros órganos, enfermedad coronaria, accidentes vasculares y enfermedad pulmonar obstructiva crónica”.
El cincuenta por ciento de las mujeres que continuó fumando durante el embarazo -82 en Argentina y 131 en Uruguay-, lo hizo todos los días del mes, siendo 3 y 4,5 el promedio de cigarrillos fumados a diario por las argentinas y las uruguayas, respectivamente. Al menos 7 de cada 10 fumaba en su casa.
“En ambos países, la mayoría recibió consejos para dejar de fumar. Nueve de cada 10 en Argentina y 7 de cada 10 en Uruguay dejó de fumar por más de un día en un intento de abandonar el hábito, pero no lo lograron”, indica Althabe. Y agrega: “La mayoría manifiesta que quisiera dejar de fumar, pero sólo la mitad declara querer intentarlo, pero tienen desconfianza en lograrlo. Es el patrón habitual que ocurre con las adicciones”.
Exposición al humo de tabaco
Por otra parte, el estudio indica que 1 de cada 2 mujeres no fumadoras durante el embarazo convivía con fumadores en su hogar y les permitía fumar dentro del mismo. Asimismo, 1 de cada 5 embarazadas no fumadoras tenía contacto con humo de tabaco ambiental en espacios cerrados de manera frecuente o habitual.
“Evidentemente, no hay una verdadera conciencia de los riesgos que implica ser fumadora pasiva durante el embarazo. Se suma a las dificultades de los fumadores para poder controlar la adicción”, señala Althabe.
Por su parte, el médico neumonólogo Reynaldo Smith del Servicio de Cuidados Intensivos y de Medicina Respiratoria del Hospital Británico de Buenos Aires y director del programa de tabaquismo Respire, de esa institución, señaló: “No solamente el consumo, sino también la exposición de la mujer embarazada al humo de tabaco en forma pasiva son problemas de enorme magnitud que la afectan durante el embarazo, lo mismo que al feto y más tarde, al bebé”.
El ambiente influye
El equipo de investigadores, encabezados por Althabe, estudió qué diferenciaba a las mujeres que habían logrado dejar de fumar, de aquéllas que no fumaban y de las que continuaron fumando. “Lo más llamativo fue lo referido al contacto con fumadores y la exposición al humo de tabaco. Las mujeres que continuaban fumando convivían con fumadores en su hogar, permitían fumar dentro del mismo, y tenían contacto habitual con humo de tabaco ambiental en ambientes cerrados, con una frecuencia de entre 25 a 200 por ciento mayor que aquéllas que habían logrado dejar y aquéllas que no fumaban”.
Para los investigadores, esos resultados implican que la planificación de intervenciones para ayudar a dejar de fumar a estas mujeres debe necesariamente incluir componentes dirigidos a lidiar con el ambiente fumador en el cual ellas viven. “Sin esos componentes, es menos probable que las intervenciones sean exitosas”, concluye Althabe.
Capacitación de los médicos
“En Argentina y en el resto de los países latinoamericanos, el papel de los médicos que atienden a mujeres embarazadas en la implementación de tratamientos para dejar la adicción al tabaco no ha sido enfatizado como corresponde”, destaca el doctor Raúl Mejía, ex jefe y actual integrante del plantel médico del Programa de Medicina Interna General del Hospital de Clínicas.
Un estudio de Mejía y un equipo de colegas, basado en una encuesta realizada a 183 ginecólogos de 13 hospitales y clínicas de Argentina (cinco de Salta, cinco de Jujuy y tres de Buenos Aires), reveló, entre otras cosas, que el 46 por ciento de los consultados fumaba, y el 74 por ciento consideraba que fumar hasta 5 cigarrillos diarios no era perjudicial para las mujeres embarazadas. El estudio fue presentado en 2006 en la Reunión Anual de la Sociedad General de Medicina Interna General, en Los Angeles, EE.UU.
“La situación es preocupante cuando de mitos se trata y aún más, cuando esos mitos alcanzan al médico. Muchos de ellos sugieren fumar hasta 5 cigarrillos diarios a sus pacientes embarazadas antes que soportar los síntomas tensionantes de la abstinencia nicotínica, como intentando proteger al feto de los nervios de su madre”, afirma Smith. Y agrega: “Nada más alejado de la realidad, el humo de tabaco expone al feto a una alta cantidad de sustancias tóxicas, como la nicotina, el monóxido de carbono, hidrocarburos aromáticos, amoníaco, cloruro de vinilo, radicales tóxicos del oxígeno y otras muchas sustancias”.
Asimismo, el trabajo de Mejía y sus colegas indicó que entre los médicos fumadores, cerca del 33 por ciento no quería dejar el hábito y el 50 por ciento nunca lo había intentado. “Del total de médicos, sólo el 20 por ciento había sido capacitado en tratamientos orientados a la adicción al tabaco y apenas el 17,8 por ciento se sentía preparado para implementarlos y brindar consejo profesional a sus pacientes. Pese a todo, cerca del 91 por ciento de los médicos había sugerido a las mujeres que dejasen de fumar mientras estaban embarazadas”, asegura Mejía. También sostiene que los resultados de ese estudio siguen siendo vigentes, dado que no ha habido un cambio sustancial en el consumo de tabaco en los últimos dos años.
Según Mejía, es preciso llevar a cabo intervenciones dirigidas a los profesionales de la salud que atienden a mujeres embarazadas. “Es necesario que los médicos motiven a las futuras mamás a que dejen de hacerlo”, subraya el especialista.
ver también: El tabaco en el embarazo

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